Writing cure: 2013

domingo, 29 de septiembre de 2013

El buen diálogo y el buen discurso: esos grandes desaparecidos

“Los filósofos levantan polvaredas 
para después quejarse 
de que no se ve bien.” Berkeley.

Es un tema que me preocupa. Cada vez veo más en algunos sitios donde se organizan debates filosóficos o bien en obras de filósofos como Nietzsche (me tuve que leer algunos fragmentos de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral) un maremagnum de ideas que no se entienden de primera mano, es decir, que quizá si prestamos mucha atención llegamos a entender algo, pero de antemano es muy difícil llegar a la idea principal y, aún más, comprender del todo lo que nos dice el autor.

Con eso me refiero a que si la filosofía no interesa a la gente, según mi parecer, es porque no se sabe hacer llegar bien al público. La filosofía es una rama que no es muy concurrida y a veces quienes se especializan en ella, se quedan demasiado encerrados en ella. Me los imagino encerrados en una sala pequeña, con una luz de escritorio y llena de estanterías de libros filosóficos. Demasiada retórica, demasiada teoría... no. Por ejemplo, mirad este fragmento de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, de Nietzsche:


"Cuán estéril y arbitrario es el aspecto que
tiene el intelecto humano dentro de la
naturaleza; hubo eternidades en las que no
existió, cuando de nuevo se acabe todo para
él, no habrá sucedido nada. Porque no hay
para ese intelecto ninguna misión ulterior
que conduzca más allá de la vida humana."


 La filosofía debería de tener un fin práctico, ya que etimológicamente significa "amor a la sabiduría". Por lo tanto su intención debería de ser hacer pensar a las personas y motivarlas para acceder al saber, e incluso hacernos pensar a nosotros mismos. Creo que para ello no es necesario conocer ni el utilitarismo de Mill ni quién era Nietzsche para poder pensar, aunque no descarto que conocer los pensamientos de filósofos conocidos sean útiles para construir nuestro propio pensamiento.

Hay una cita muy buena de Ortega y Gasset que es "la claridad es la cortesía del filósofo", un precepto que muchos no cumplen. Por ejemplo, recientemente he leído sobre cómo elaborar un ensayo filosófico, y sobre todo tiene dos reglas fundamentales: claridad y una buena argumentación ante la demostración de una idea. Eso sí, la filosofía realmente es muy subjetiva cuando sale de un autor, pero el objetivo es que, mediante el debate y el contraste de ideas, se pueda encontrar una verdad objetiva. Salvador Espriu, poeta catalán y del cual se celebra el centenario de su nacimiento, dijo que "la verdad es un espejo que en el inicio de la creación se rompió en mil pedazos". Creo que éste es un precepto que muchos tendríamos que tener en cuenta.

El problema que he visto en algunos debates filosóficos es que los participantes se limitan a argumentar ad nauseam, es decir, desarrollan sus propias ideas con mucha retórica y con demasiada complicación; o bien exprimen lo máximo posible las ideas de sus contrincantes, hasta volver a preguntar lo que ellos ya han formulado o que ha quedado muy claro, lo que coloquialmente llamaríamos "ser un tiquismiquis". O también una especie de falacia ad hominem (subestimar lo que dice o hace una persona porque ésta sea de una condición u otra) cuando algunos creen entender más de filosofía que otros, en materia de corrientes filosóficos o autores, subestimando así las capacidades de razonar o debatir de otros que no saben tanto de la materia.

La filosofía es algo que practicamos en nuestras vidas sin darnos cuenta, pero hay veces que necesitamos hacer más uso de ella: reflexión diaria, capacidad de razonar... Pero hay personas que, por saber más de ella, se reservan todo su uso.



jueves, 12 de septiembre de 2013

La inspiración en la patata

Un día andaba tranquilamente por la ciudad gris y transitada, como lo hacen todos los habitantes de las ciudades grises y transitadas: ir deprisa y pensar solamente en el sitio adonde se dirigen. Pero, como quien no quiere la cosa, me topé con un obstáculo sorprendente: al bajar los ojos, me encontré con una patata. No era ni pequeña ni mediana, era más bien grande; y tenía algunas raíces restantes de haberlas sacado directamente del campo. ¿Qué hacía una patata recién sacada del campo en una ciudad tan, pero que tan grande? Decidí dejarla en un banco, fuera del suelo, ya que podría ser susceptible de pisotones o chutadas de los niños pequeños.

Llegué a casa y aún no me había sacado la patata de la cabeza. La patata. No me paraba de hacer preguntas sobre la patata como ahora: ¿estará segura en el banco? ¿alguien la habrá sacado de allí? ¿pasará frío?. Pero realmente, ¿qué era una patata para nosotros, una palabra o un objeto? ¿Algo más que un tubérculo o simplemente un tubérculo? Decidí, para despejar mis dudas, buscar la palabra "patata" en el diccionario. Entonces encontré esto:

1. f. Planta herbácea anual, de la familia de las Solanáceas, originaria de América y cultivada hoy en casi todo el mundo, con tallos ramosos de cuatro a seis decímetros de altura, hojas desigual y profundamente partidas, flores blancas o moradas en corimbos terminales, fruto en baya carnosa, amarillenta, con muchas semillas blanquecinas, y raíces fibrosas que en sus extremos llevan gruesos tubérculos redondeados, carnosos, muy feculentos, pardos por fuera, amarillentos o rojizos por dentro y que son uno de los alimentos más útiles para el hombre.

2. f. Cada uno de los tubérculos de esta planta.

Llegué a la conclusión que una simple patata o algunas más llegaron de América, una vez se inició el comercio con sus colonias, después gustaron mucho, y las personas las compraban. Luego alguien tuvo la idea de pelarlas, otro alguien de hacerlas hervidas, otra persona pensó en freírlas, luego otra meterlas en el horno, y quizá alguien inventó la freidora tan sólo para freírlas mejor.  Llegué a la conclusión que de simples cosas, como una patata, se llegaron a construir grandes cosas. Acto seguido, volví a pensar en la patata que había dejado en el banco, y me entró una especie de nostalgia. Quizá debería de haber cogido la patata, llevarla a casa, lavarla, tejerle un jersey de lana y ponerla a dormir en un lugar seguro.

Entonces el miedo empezó a invadirme. Me encontraba alejado de la patata desde hacía más o menos tres horas, ¿y si le hubiese ocurrido algo? Tenía la gran corazonada de que esa patata sería importante para mí y de que me aportaría nuevas ideas, y creía que tenía el deber moral de rescatarla. Imaginé que un neurótico habría petado de rabia al ver algo tan absurdo como una patata sentado en un banco y que la habría tirado a la basura, que unos niños la habrían usado para tirarla a otro niño o para jugar al fútbol; que quizá un artista la habría pintado, que un fotógrafo la habría fotografiado y habría llamado a su obra "La soledad de la patata"; que un escultor se la habría llevado a su taller para hacer una escultura bellísima y exponerla en Nueva York... Finalmente decidí echarme a correr hasta llegar al sitio donde la había encontrado. Por suerte, estaba sana y salva. La llevé a casa, la lavé cuidadosamente y la puse en una cajita en el comedor.

Meses después (y no sé porqué, después de tanta absurdidez) abría una factoría de patatas disecadas, en la cual las convertía en muñecos tanto para niños pequeños como para no tan pequeños, y donde podrían ser creativos y diseñar sus propios personajes.

Hay quien ve en las cosas absurdas y puramente cotidianas una molestia, una rabia, algo donde pegar golpes; pero hay otros que ven en ellas una oportunidad increíble, un juego, una diversión, mediante la creatividad. 



jueves, 5 de septiembre de 2013

De gustibus non disputandum

Todo empezó una noche en la cual no podía dormir. Eran más o menos las dos de la madrugada y durante el día no tendría absolutamente nada que hacer. Con plena convicción, me levanté de la cama y me puse la ropa que había usado ese día: un buen par de bambas, unos tejanos largos un poco desgastados y una camiseta de manga corta blanca.

Salí a la noche, pero no era de noche. En las ciudades grandes nunca, nunca se hace de noche. Y andando pasito a pasito oí unos grandes estruendos que pertenecían a una casa grande, al fondo de una calle de una urbanización de alto standing, muy iluminada y que parecía llenísima de gente. Los ruidos eran casi bélicos, y a simple oído eran gritos, cánticos y objetos precipitándose al suelo. Me acerqué, curioso; y observé que una chica de mi misma edad salía de allí como podía, escabulléndose por la puerta lo más rápido posible. 

- Me preocupa el ruido que procede de esta casa. ¿Qué ha ocurrido?

- Nunca había visto una fiesta así, de verdad. Menudo desastre.

- ¿Puedo ayudar en algo?

- Si quieres te cuento todo lo que ha ocurrido, tengo esa imperiosa necesidad. Aún no comprendo nada de lo que he visto.

La chica quiso empezar el relato con mucho énfasis, entre la preocupación y la emoción.

<<Hoy es el cumpleaños de una chica, que precisamente es novia de uno de mis mejores amigos. Hoy pasaba a ser una adulta y su familia, con un poder económico muy destacado, quiso celebrarlo a lo grande. Y para eso, quiso celebrar el ritual típico de entrada a la edad adulta de la Sociedad: comer mucha, mucha pizza.

El problema es, que tanto ella como su pareja, fueron diagnosticados de intolerancia al gluten recientemente, es más, ambos se conocieron en la sala de espera del hospital, y este defecto médico era el secreto que les había mantenido unidos. El chico ya se había asustado al ver que días antes se habían dejado una millonada comprando pizza. Allí había amigos, conocidos y amigos que había tenido olvidados; ya había capacidad en la mansión para todos ellos. La chica no daba tanta importancia a la nueva edad, al contrario del resto de los presentes.

00.00h

Pues bien, a partir de las doce de la noche la fiesta empezó, cantaron el "cumpleaños feliz" todos los asistentes, y de repente un montón de sirvientes sacaron las pizzas de las neveras (unas dos-mil en total) y las empezaron a hacer en el mismo lugar de la fiesta, la planta baja, habilitada ya para celebraciones grandes. La gente observaba, sorprendida y con expectación, cómo los sirvientes las calentaban tanto en los microondas como en los hornos de cocina habilitados ahí expresamente. Había toneladas y toneladas de pizza, que parecían no terminarse nunca. Una vez preparadas unas cuantas de ellas, de diferentes recetas, hechas a mano o precocidas, la gente gritaba y tenía expresiones de júbilo nunca vistas, reían, hacían amigos que nunca podrían haber hecho sin comer pizza, y comían y comían sin parar. El problema es que la gran estrella de la fiesta, que a la vez era eclipsada por la pizza y sus extraordinarios efectos, se encontraba aislada y no sabía qué hacer. Si tomaba cualquier trozo, notaría un dolor horroroso en la barriga y también haría sufrir a su pareja. Y en aquél momento se encontraba en un dilema que, sin darse cuenta, tendría consecuencias horribles.

Entonces, ante la presión, cogió un trozo de pizza e hizo ver que se lo comía. Y ha actuado tan pero que tan bien que incluso parecía que se comía el trozo de verdad. Pero ha olvidado un detalle importante: su enamorado podría verla. Y así ha sido, y ha reaccionado muy mal. Enfadado, el chico ha subido al piso de arriba, lloroso, y se ha encerrado a la habitación de la chica a llorar, con el evidente peligro de que podria causar inundaciones. Acto seguido, la chica se ha dado cuenta y se ha quedado al piso de abajo llorando como una desconsolada.

Ya sabe que las parejas tienen rabietas tontas, las cuales se curan enseguida y los enamorados se reconcilian de una forma especial. Pues esta vez no ha sido exactamente así>>.

Ante mi curiosidad, le pregunté: "¿y por qué?"

2.00 h

<<En vez de quedar como un problema resuelto, los invitados se han dirigido a los respectivos sitios de los enamorados: los amantes de la pizza, con ella; los que no lo eran tanto, con el chico. El chico, al borde de la depresión, ha recibido la ayuda psicológica de sus amigos, que le han tranquilizado durante un rato largo. Le decían que no pasaba nada, que se tranquilizase... al final el chico ha podido gestionarse bien su nerviosismo, y convocó a sus amigos que, como embajadores, tenían que ir a buscar a la chica para hablar con él.
Pero entonces, paralelamente, en el piso de abajo, mientras la chica lloraba, los amantes de la pizza habían montado un auténtico ejército. Yo estaba allí y quise ayudar a la reconciliación de los amantes, pero habían acorralado a la chica con el fin de garantizar su protección, en contra de su propio deseo de negociar con su pareja. Los soldados improvisados argüían que tenían que defender los intereses de la dama y que ningún hombre estaba en derecho de quitárselos, mientras ella no respondía en ningún momento. Uno de ellos, me ha dicho que si el amante no cambiaba de opinión, ellos desatarían la guerra contra él y sus defensores.

Entonces he subido al piso de arriba con los embajadores para informar del hecho al chico, y se ha llevado un buen susto. "¿Una guerra?" No se lo podía creer. Todo ese hecho y sus sentimientos causarían... ¿una guerra? En la cara del chico se reflejaba lo que pensaba sobre la absurdidad de la situación que había surgido. "Igualmente... quiero hablar con ella", dijo convencido.

Los embajadores y yo bajamos de nuevo, y vimos que todo el mundo criticaba violentamente el acto del hombre, pero la novia seguía arrinconada en una parte de la sala. Por curiosidad, pregunté a uno de los sublevados:

- ¿A qué viene tanta belicosidad?

- Señorita, ese hombre ha hecho algo inaudito. Es necesario intervenir porque ha criticado uno de los pilares culturales de nuestra sociedad: el consumo de pizza.

- ¿Pero no deberían de negociar antes y contrastar sus puntos de vista antes de pasar al ataque?

-¡Cállese! - y me echó.

Acto seguido marché arriba a avisar que el asunto estaba muy, muy crispado. La chica no podía huir de allí, y si él se presentaba a la planta baja, lo pelaban. Y, sin que yo lo quisiere, los cercanos al novio se organizaron como una banda criminal, para poder defenderse en el caso que se propiciase algún ataque. El objetivo era claro: bajar allí abajo, intentar negociar, y si no lo conseguían ellos se defenderían como pudieran. Unos cuantos retuvieron al novio y le quisieron ocultar todo lo que estaba a punto de pasar en el piso de abajo.

Finalmente, con un poco bastante de valentía, el colectivo de embajadores improvisados en último momento quiso bajar y yo les acompañé.  Pero había pasado demasiado tiempo y los enemigos ya habían preparado catapultas hechas con tenedores y bandejas para poner la comida, un montón de trozos de pizza para cobrar fuerzas, y se habían armado de cuchillos, que llevaban puestos en el cinturón de los pantalones. Además, habían construido auténticas bases militares con las mesas que habían en la fiesta. Los rebeldes no se lo pensaron dos veces y empezaron a atacar, y los embajadores pudieron defenderse de todas las formas posibles. Pactaron una pequeña tregua, por tal de poder armarse correctamente ambos bandos; hasta una batalla oficial convocada a las tres de la madrugada, y cuyo campo de batalla sería el piso de abajo.

Con la falta de armas, los embajadores y otra compañía que decidió unirse a ellos cogieron palos de los árboles gigantescos del jardín, cuchillos de cocina, tijeras y mantas para montar trajes y caretas para que no fuesen reconocidos por los contrincantes. Yo decidí retirarme, por miedo a ser agredida, y quise ayudar al novio a que se estabilizara hasta quedar dormido. Mientras tanto, me alarmé porque ambos bandos empezaron a componer himnos bélicos que llegaban a parecer nacionales, y también porque contrataron científicos para que evaluasen las características de la pizza según si jugaban a su favor.

3.00 h

Todos los miembros del piso de arriba bajaron a la hora convocada, con un conjunto de hojas impresas en la mano. Asimismo, el Ejército del Piso de Abajo en Defensa del Consumo de Pizza (EPADCP), que ya había registrado un nombre propio, también mandó a su capitán con un montón de hojas en la mano.

- Lamentamos comunicarle que el EPADCP ha encargado una investigación sobre los efectos beneficiosos de la pizza, y francamente lamentamos que este alimento tiene unas ventajas nutritivas brutales, además del efecto de felicidad y relajación que éste comporta.

- Nosotros tenemos otra investigación que refuta plenamente sus tesis, señor capitán.

Acto seguido, sin ningún miramiento a las tesis científicas, comenzaron a funcionar las catapultas, las pajitas disparando trocitos de servilleta, y con esto la gran batalla. La gente recitaba canciones revolucionarias y políticas, llevaban grandes banderas con un trozo de pizza dibujado, o reproducían frases míticas como ahora:

- ¡Juro por Dios que no volveré a permitir que critiquen la pizza! 

Hubo heridos de guerra y se establecieron campos de refugiados en las escaleras, en los sótanos y en los grandes jardines de la casa. Los sirvientes también se alistaron, algunos en un ejército y unos otros en el otro; y luchaban corazón en mano como nunca. Pero hubo un momento de lucidez, ya que decidieron sindicarse porque creían que los dueños de la casa les habían explotado con la organización de la fiesta.

Y así siguieron las peleas, más o menos hasta las seis de la mañana, ya que muchos habían caído rendidos del cansancio y aguardaban a la espera de una nueva batalla. 

Viendo todo el jaleo, al fin, he decidido irme.>>

- ¿Y tú no crees que esto es demasiado... surrealista? - le pregunté, muy perplejo, después de todo lo que me había explicado.

- Yo, después de lo que he visto hoy... ya no considero nada, pero absolutamente nada, surrealista. 

Habíamos hecho migas y decidimos tomar el desayuno juntos en algún bar cercano. La chica me cayó bien. Hablamos de Platón, sobre las armas nucleares y sobre los intereses escondidos tras las ventas de pizza y su consumo excesivo por parte de la población.

La invité a dormir en mi piso y se quedó dormida en un plis plas. Mientras tanto, en los periódicos se hablaba del gran número de ingresados en los hospitales de la ciudad tras un gran empacho de pizza y heridas de tipo bélico, y ella recibía un mensaje sobre que, después de irse, llegó el Ejército con la petición de que lo sucedido no se diese a luz, ya que podrían incitar a rebeliones del pueblo en contra de sus gobernantes. 

Tras la extraña experiencia, aprendí que ante los gustos no hay disputa, y que todos son igual de respetables. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

El precio del orgullo

El orgullo, en tanto que es una virtud positiva que reafirma el valor de ser uno mismo, también es un defecto demasiado importante y que puede llegar a tener magnitudes muy relevantes. Además, es el peor pecado capital, ya que no permite que uno mismo reconozca otros pecados cometidos, o llega a tal extremo que pasa a ser la soberbia, el deseo de ser preferido por otros y de elevar sus cualidades o acciones por encima de otras ajenas.

Pero hay que distinguir el orgullo positivo del orgullo negativo. Podemos estar orgullosos de ser de una comunidad, del trabajo bien hecho, de un equipo... ya que éstos han llevado a cabo buenas acciones, nos afecten a nosotros o no. Pero el negativo, que muchas veces llega a ser soberbia, es algo realmente destructor. El orgullo o amor propio ha llevado a cabo guerras, disputas, problemas, ya sean a escala pequeña o grande, sólo para mantener un estatus, una felicidad o una buena opinión, muchas veces a base del miedo. Maquiavelo dijo que el fin justifica los medios, algo que ahora muchas veces encontramos en magnitudes económicas, políticas e incluso personales, en las cuales remarcar la supremacía del sujeto es el fin implacable.

Un claro ejemplo es lo que está haciendo Estados Unidos con Siria o con la condena al soldado Manning, que reveló auténticas matanzas a inocentes ejercidas por el ejército norteamericano en guerras.

Se castiga a alguien, quizá inocente, para mantener su estatus. Está prohibido revelar datos que manchen el nombre de un país, también lo está el derecho a decidir para mantener la buena marca de un país. Se matan personas inocentes en guerras tan sólo para mantener la seguridad de un país, o bien para ejercer un miedo que mantenga intocables los miembros de un cierto colectivo. Un hombre con una supuesta inteligencia superior subestima a los demás para reafirmarse, alguien con unos excelentes expedientes académicos hace lo imposible para que le superen, porque quiere reafirmarse. Alguien exagera deliberadamente sus virtudes, porque no sabe afrontar una crítica negativa.

El orgullo o soberbia es algo que hay que saber moderar. Es como una droga que en dosis muy pequeñas puede ser medicinal, pero en grandes dosis puede ser mortal. Tenemos que ser educados en el afán de conocer, ser conscientes de que no estamos solos en el mundo y que no lo sabemos absolutamente todo, que otros tienen virtudes diferentes a las nuestras y que entre todos nos debemos de complementar.

Y tú, ¿cuánto crees que es destructivo el orgullo o la soberbia?

jueves, 29 de agosto de 2013

Sexismo explícito y viral

Recientemente he visto muchas críticas en Internet sobre la actuación de Miley Cyrus en los VMA's awards. A pesar de que no admiro el mundo de la música pop y de que normalmente no le presto demasiada atención, prefiero dedicar este artículo al sexismo que mostraba dicho espectáculo.

Desde un principio se ve una Miley Cyrus con el pelo muy, muy corto y una especie de moños encima de la cabeza. Hace gestos provocativos y lleva un vestido provocativo. Llega un hombre vestido de rayas blancas y negras, de apariencia joven; y ella se arranca lo poco que lleva hasta quedarse en ropa interior de color carne, simulando su color de piel. La chica aún incrementa sus intentos de parecer sensual cuando aparece el hombre, pero acaba pareciendo más bien basta. El hombre, mientras tanto, recita frases en inglés vulgar refiriéndose explícitamente a hechos del acto sexual, de tipo más bien machista, mientras que ella simula ser contenta y enorgullecerse de ello. El hombre es Robin Thicke, de 36 años, casado y con un hijo pequeño. Miley fue una actriz de Disney y era protagonista de Hannah Montana, una serie destinada a todos los públicos pero hecha para niños y pre-adolescentes.

Recientemente me ocurrió un hecho anecdótico. Escuché una canción en la radio que me gustaba mucho por su ritmo, a pesar de no entender muy bien la letra, ya que mi comprensión del inglés americano y cantado es pésima. La busqué bien y me apareció el nombre de Robin Thicke, y por curiosidad miré el videoclip subtitulado. Y de repente, no sabía si poner una cara de sorpresa o de asco, o directamente enfadarme.


En resumen, esa canción tan "chula" que había escuchado no era más que la muestra de la dominancia del hombre hacia mujeres guapas, modélicas y bien arregladas, a partir de tratarlas como un animal o bien como un objeto sexual, tal y como ya pueden ver en los primeros minutos del vídeo.

No sabemos lo que escuchamos, lo que admiramos o bailamos...


Pero mi objetivo no es fijarme ni en la actuación, ni en los videoclips, ya que este artículo no va a cambiar la producción de éstos. Simplemente resalto la ignorancia que tenemos ante el mundo de la música. Si ya teníamos suficiente con ese género musical llamado reggaetón, ahora el machismo implícito o explícito en el mundo de la música es casi viral. Como había dicho en mi artículo anterior (Sobre la ética y el interés), somos personas perezosas moralmente, con lo cual a veces podemos tolerar conductas que van en contra de nuestros principios o de los principios que defiende un país. Este es el caso de la igualdad entre géneros, que en España y en la mayoría de los países del primer mundo es algo clave para el progreso ideológico y ético a nivel estatal.

... Y el porqué lo hacemos


Muchas veces no nos conocemos demasiado a nosotros mismos y, aún menos, al funcionamiento de nuestras mentes. Hay nuestra parte consciente, y luego la inconsciente: la emocional y la instintiva. Sobre el papel, siempre se ha dicho que nos tenemos que centrar en nuestra parte racional, pero el resto, que es el más sensible, ha sido bastante ignorado, a pesar de ser el más peligroso. ¿Y a qué se debe eso?

Lo que tampoco termino de comprender es el porqué se asocia la desnudez de la mujer o el vestir de un modo provocativo con la liberación del género femenino. Es bien cierto que estos comportamientos pueden llevarse a cabo, claro está, pero en situaciones adecuadas y con la intención adecuada. Si éstos son excesivos y bastos, ¿qué pretenden demostrar? ¿que una mujer está ansiosa de tener sexo, hasta el punto de rebajar su dignidad personal o someterse ante el hombre? 

Pero la fórmula es muy sencilla: basta en reducir el ser humano en su estado más básico, ya sea emocional (inseguridades, miedo a la exclusión social) o instintivo (sexo, comida) y combinarlo con las ansias de novedad que todos tenemos. Así entonces, somos mucho más manipulables y a disposición total de los intereses de los poderosos.  







Sobre la ética y el interés

La moral es un tema que debería de importarnos a todos en cierto grado, pero no se habla mucho de él. Siempre se ha dicho que existe una moral generalizada en cada sociedad, con mayor o menor cumplimiento, o con más o menos transgresiones respecto a las morales de otras culturas. Las normas morales no se plasman en las leyes, pero existen de forma quizá un poco desdibujada en cada uno de nosotros y que son de cumplimiento obligatorio o no.

Toda moral y ética debe de estar libre de intereses, ya que ética e interés son términos excluyentes y nunca deben de ir juntos, porque los actos éticos se hacen sin esperar nada a cambio. Hay muchos países que a nivel internacional inician conflictos, sobre todo bélicos, en nombre de la moral, en este caso lo que pasa ahora con Estados Unidos con Siria y como había hecho ya anteriormente con Irak, mientras lo único que se perseguía era beneficiarse del petróleo de ese país y con el tráfico de armas.

Sócrates, a partir de sus diálogos con los ciudadanos atenienses, estableció que existían unos mínimos morales, presentes en cada uno de nosotros: el respeto, la fidelidad, el honor, el amor. Después Platón trasladaría esta filosofía en forma de ideas, entidades inmutables y absolutas.

Según mi punto de vista, hay unos máximos morales, es decir, que son subjetivos según la persona, cogidos por voluntad propia. Uno de los principales problemas de las morales son la imposición de máximos, como por ejemplo el problema del aborto. En el caso de España, se quiere limitar el acceso de las mujeres al aborto, ya que el partido en el gobierno, el Partido Popular, cuyos miembros suelen ser católicos y conservadores, no les parece moral y creen que es un asesinato. Entonces, se está limitando la libertad de la mujer para decidir si querer ser madre, porque algunos que se encuentran en el poder político se muestran contrarios a él.

La imposición de máximos morales y su inflexibilidad se plasman, sobre todo, ante la supremacía que ha tenido la Iglesia Católica durante tantos siglos en la Historia de la humanidad. Su cumplimiento se aseguraba a partir de la exclusión de la masa ante a quienes no la cumplían, su persecución o acoso, que se ejercía principalmente a través de la Inquisición. Por lo que veo, esta represión ha causado un deseo de rebelión ante ésta, generando una rebelión auténtica ante sus principios morales (como la castidad) y una versión contraria e incluso esperpéntica que ha ido transmitiéndose hasta las generaciones actuales.

El problema del pseudoprogresismo y la falta de mínimos morales

La moral surgida ante la reacción de la ética judeocristiana, ahora mismo está actuando como ésta anterior. En algunos casos se margina a quién no la cumple (o al menos he visto yo en mi contexto cultural y social, y por lo que veo muchas veces en anuncios y los medios de comunicación), ante una oleada de progresismo que ha surgido y dominado durante los finales del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI. Es decir, se condenan otras formas de pensar, muchas veces, en el mismo nombre de la libertad. 

La población occidental actual no ha sido suficientemente ni bien educada, ni es bien consciente de los mínimos necesarios y auténticos para mantener la paz y evitar los conflictos ante las diferentes éticas que pueden convivir en nuestra vida cotidiana. Los mínimos más mínimos y absolutamente necesarios e indiscutibles, para lo que veo en el mundo actual, son el respeto, la tolerancia, la conciencia de que no existe un pensamiento único (si fuese así, no existiría la filosofía) y la apertura ante nuevos corrientes morales o culturales, de tal forma que cada ser humano tenga la suficiente necesidad de reflexionar.

Esta "pasividad de reflexión" que tenemos en las sociedades del primer mundo hace que se nos impongan morales que quizá no desearíamos, de forma inconsciente. Por ejemplo, sobre el papel somos sociedades con la igualdad entre hombre y mujer total, pero hay veces que toleramos comportamientos tanto machistas como hembristas (hablaré próximamente de ello), que de antemano serían indignantes para la mayoría de nosotros pero que, ante nuestra pereza moral, tomamos como algo normal. Es como si a un niño pequeño no le gusta la zanahoria y le dan potitos con trozos de ésta batida. Nos lo tragamos sin más, pero no sabemos exactamente qué nos tragamos. 

martes, 27 de agosto de 2013

El precio del éxito

Youtube ahora mismo está siendo un gran medio para publicar y difundir ideas a disposición de todos y para todos los gustos. Ha sido la cuna de vídeos completamente virales que quizá no merecerían la atención como la tienen, o bien los usuarios han hecho justicia y han empujado al éxito a personas que han podido llegar lejos haciendo lo que les apasiona. Este es el caso de German, un vlogger que se ha hecho muy popular recientemente y que llegó a mis oídos hace poco tiempo. El caso es que estas últimas semanas ha ido recibiendo unas críticas sanguinarias, habiéndose puesto en duda el cómo ha logrado tantos seguidores en Youtube y atribuir este hecho al uso de bots, un medio informático que "roba" o "genera" falsos seguidores o visitas, haciéndose pasar por personas reales. 

Como decía Risto Mejide en Annoyomics, una valoración negativa tiene más atención que una positiva

De antemano, una opinión negativa recibe muchísimas veces más atención que no una valoración positiva. A este factor, hay que añadirle la enorme popularidad de German y la gran difusión de hechos (sean falsos, como lo son la mayoría de veces; o ciertos), dando como resultado una propagación a gran escala similar a la de un virus tropical. Por lo tanto, ha habido una importante masa de personas que han emitido un juicio inexacto, sin haber contrastado antes la opinión de German. Y por fin, él, con un tono un poco enfadado (así es como lo he visto yo) ha mostrado su versión de los hechos. Y de una forma que, realmente, me ha impresionado y que me ha llevado a escribir esta reflexión.


Si veis el vídeo, que ya he adjuntado aquí arriba, veréis un German que tiene las ideas muy claras y que, además, se ha informado bien sobre lo que se le acusa. También algo que he visto ha sido que posee una fuerza psicológica muy buena, y a la que además se le añade una notable humildad. German protesta ante las malas intenciones de los comentarios negativos y de la cobardía implícita que esconden, la atención que buscan y su imposición ante las valoraciones positivas. Defiende, a la vez, la libertad que tenemos de pensar como queramos, de que nos guste lo que queramos y que entonces elijamos qué ver, sin perder el tiempo en cosas que no nos gusten.

La fuerza psicológica de German se plasma, sobre todo, cuando muestra la poca importancia que da a las personas "que le quieren ver caer", y defiende el esforzarse por cumplir nuestros sueños, que nos otorgan felicidad y que, a través de ser buenas personas y nuestras aptitudes, podemos llegar muy lejos. Según él, la clave del éxito es ser quienes somos fielmente, ya que igualmente generaremos polémica y rumores.

La exposición que comporta el éxito 

Pero la clave está en que hay veces que no nos basta con cumplir pequeñas metas, o delante del fracaso nos hundimos en envidias y rencores que pagamos con personas que han sabido aguantar y esforzarse por su pasión, como ha pasado con German. Este maremagnum surgido con la polémica de los bots y German plasma perfectamente la falta de madurez moral, de motivación y la pereza al contrastar las versiones de varios hechos. Como dice el mismo vlogger, el trabajo de una persona se complementa, de cincuenta a cincuenta, con el público que lo recibe, lo usa y lo disfruta.

Pero... ¿por qué tenemos que criticar algo que para nosotros no está, y colocar nuestra opinión por encima de las demás? 
¿por qué tenemos esta percepción de que nuestros gustos son universales? 
¿por qué tenemos que estar tan pendientes de los ataques gratuitos y poco argumentados? 
¿por qué nos limitamos tanto a hacer lo que realmente nos gusta, y respetar lo que no nos gusta?

Y amigos, éste es el precio del éxito. Exponernos a personas con poco criterio, con falta de pasiones y con demasiado aburrimiento.


Si te gusta este post, ¡comparte, comenta y debate!

domingo, 25 de agosto de 2013

Platón y el cerebro humano: ¿analogía?

Por desgracia para algunos, para la Selectividad los alumnos de Bachillerato tuvimos que estudiar la filosofía de Platón. Platón (427-347 a. C.) fue un filósofo de la antigua Grecia que ha dejado una huella importante en muchos ámbitos: política, filosofía, antropología, la educación, e incluso en la religión. Pero hoy me voy a centrar en el ámbito filosófico y antropológico; y su vinculación con la ciencia.

Platón elaboró una teoría sobre el alma, después de que distinguiese cuerpo y alma, la parte material y divina, respectivamente. Según él, el alma humana tenía tres partes, ordenadas de mayor a menor frecuencia en la población: la parte concupiscible, vinculada a los impulsos sexuales y corporales y ubicada en el bajo vientre; la fortaleza, que representa el honor y las emociones, ubicada en el pecho; y la más importante y la única de origen divino: la parte racional, que gobierna estas dos anteriores y representa la inteligencia, la sabiduría, la moderación y la capacidad de controlar las otras partes. Platón en su obra Fedro explicaba esta teoría mediante un mito de la tradición griega, en la cual la parte racional del ser humano era un auriga que conducía dos caballos, que representaban la fortaleza y las necesidades propias del cuerpo.  A la izquierda he puesto un ejemplo mucho más gráfico para plasmar esta teoría platónica.

Ya sabemos que Platón fue un filósofo de la Grecia antigua, época en la cual empezaba a desarrollarse el interés científico. Pero ahora fijémonos en la fisonomía del cerebro humano, el conocimiento de la cual se ha desarrollado durante estos dos últimos siglos, y las funciones de cada una de sus partes; que tienen autonomía propia y una forma de pensar propia.



El cerebro reptiliano regula nuestros pulsos más básicos: alimentación, respiración, reproducción, control de las hormonas y la temperatura del cuerpo, hambre y sed; y no siente emociones. En segundo lugar, encontramos el cerebro límbico, responsable de los sentimientos, de la percepción, el miedo, los celos, las relaciones sociales. Y en tercer lugar, encontramos el neocórtex, donde se ubica nuestra propia conciencia, la racionalidad, las capacidades cognitivas de aprendizaje y memoria, las destrezas en resolución de problemas... y que regulan las dos partes anteriores del cerebro.

Si nos fijamos, otra vez ciencia y filosofía vuelven a estar dadas de la mano, y curiosamente en la antigüedad ya se habían descubierto (quizá de forma más metafórica) conocimientos científicos que han sido igualmente desarrollados, de forma más empírica, durante los últimos años.

Entonces... ¿la teoría de Platón se corresponde con las tres partes del cerebro humano?

¿Realmente somos tres personas en una de sola, con formas de pensar diferentes, pero que nuestra propia conciencia las regula? 

¿Conocemos cómo está formado nuestro cerebro y cómo funciona?

¿Sabemos administrar bien nuestra parte racional respecto a las otras partes?

Enlaces de interés:
http://es.wikipedia.org/wiki/Plat%C3%B3n
http://filosoluna.blogspot.com.es/2010/01/platon-teoria-antropologica.html
http://www.healthmanaging.com/blog/los-tres-cerebros-reptiliano-limbico-y-neocortex/







viernes, 23 de agosto de 2013

La neurosis, ¿una enfermedad social?

Hace poco leía, por motivación propia, sobre la neurosis.

La neurosis es una enfermedad mental ya catalogada desde el siglo XVIII. Sobre todo, es conocida porque el padre de la psicología moderna, Sigmund Freud (1856-1939), potenció su estudio y su posible cura: el psicoanálisis o la llamada "talking cure" (cura mediante el habla, a la cual rinde homenaje este blog, pero mediante la escritura).


Sigmund Freud decía que el hombre contemporáneo era neurótico. Y esto se debería a una cultura opresora que no permitiría dejarnos llevar por nuestros impulsos naturales o primitivos, generalmente sexuales. En la época de Freud la neurosis se mostraba a través de la histeria, y surgía principalmente de la cultura de su época, sus normas morales estrictamente ligadas a la moral cristiana y al auge de la burguesía industrial, que serían los causantes de esta enfermedad en la mayoría de población.


Actualmente, la psiquiatría ha rechazado completamente esta inclinación de Sigmund Freud de la represión sexual como principal fuente de la neurosis, y se ha limitado a decir que es, además, una represión en muchos más ámbitos, también sobre todo por la cultura y el orden social. Más concretamente, en la inadaptación del niño de nuestro interior a lo largo de su adentración en la edad adulta, con ese choque con la realidad existente, que el sujeto no sabe gestionar y se rebela contra ella. El neurótico imagina paraísos y fantasías muy lejanas respecto a la realidad (ser el mejor en algo, tener la casa absolutamente ordenada) , hasta que choca con ella y cae. Entonces se adentra en un mundo de frustración y vuelve a imaginar para paliar esa situación, de tal forma que nunca acaba de ser feliz. Envidia, refleja su vida en ideales que nunca acaba de alcanzar y siempre vive en un constante conflicto interior y con el mundo exterior, expresado mediante la rabia. 


Se calcula que el 50% de los adultos del primer mundo serían neuróticos, y que el 100% de nosotros hemos sufrido, al menos alguna vez en nuestras vidas, un comportamiento neurótico o neura. Si nos fijamos en lo que dijo Freud y en la definición actual de la neurosis (enfermedad funcional del sistema nervioso caracterizada principalmente por inestabilidad emocional, según la RAE) el mensaje es el mismo: una inestabilidad emocional intensa. Los psiquiatras también coinciden en el impacto con la realidad como principal fuente.


Por lo tanto... ¿la neurosis es una enfermedad social? 

¿Una proporción notable de adultos son "niños grandes"?
¿La sociedad y la cultura actuales son opresoras? 

Comenta y debate. 


Enlaces de interés:

http://neurosis.es/que-es-neurosis/
http://es.wikipedia.org/wiki/Sigmund_Freud
http://es.wikipedia.org/wiki/Neurosis

miércoles, 21 de agosto de 2013

Tropezar con la misma maleta

Hoy me encontraba en los andenes concurridos de la estación de Sants, en Barcelona. Había muchísima gente que esperaba un tren hacia al aeropuerto, cargada con sus maletas y acompañada de sus familiares. Hacía el calor típico del mes de agosto, acentuado por el hecho de estar bajo el suelo.

Con la sensación del sofoco y en medio de la multitud, mientras esperaba pacientemente el tren que me tocaba, he caído en algo que tenía frente a mis ojos y que ha hecho percatarme de algo importante. He visto un grupo de tres mujeres, madre, hija mayor e hija pequeña. Como he dicho antes, había un montón de maletas y... ¡pum! la pobre pequeña ha caído a causa del borde de una maleta que había en el suelo, precipitándose de golpe hacia éste. Calculo que la niña tendría unos ocho años. Ha estado unos segundos tirada al suelo, mientras gemía del dolor y protestaba ante la madre, que pasaba de largo y seguía adelante para ir a otro andén. La niña ha sabido levantarse sola, mientras soltaba alguna lágrima de susto, de dolor y, supongo, que también de la vergüenza de caerse en un lugar público. Pero la madre ni se ha dado cuenta, y si lo ha hecho, ha hecho caso omiso. En cambio, la hermana sí. Pero no se ha dirigido a ella con el fin de ayudarla, no. La hermana, de unos catorce años más o menos, se ha limitado a reírse de ella, porque se había caído y, por lo tanto, se había equivocado. ¿Y por qué?

Este hecho me ha sugerido que está demasiado mal visto equivocarnos en pequeñas cosas. Los niños se equivocan porque no tienen la experiencia suficiente para moverse en la vida y aún menos en las grandes ciudades como Barcelona, y en grandes y concurridas estaciones como la de Sants. Y a la vez los demás nos reímos o nos quejamos de los pequeños errores de los demás y, a la vez, ha habido alguien que lo ha hecho con nosotros.

Luego la madre ha ignorado igualmente el sufrimiento de la chica y la ha condenado con un mal gesto, por la molestia que le ha ocasionado, por haber robado sólo una pequeñísima fracción de tiempo de su vida neurótica típica de la vida adulta, con el fin que pudiese echar un vistazo a la rodilla herida. Hay veces que siendo pequeños nos faltan manos que nos ayuden a levantarnos o que nos den el antídoto para curarnos, para que luego podamos mejorar y no volver a caer en la misma piedra.

La creatividad, como el ser, se basa en equivocarnos repetidas veces y mejorar constantemente, siempre manteniendo la pasión por lo que hacemos y para vivir. Lamentarnos de los errores o de castigar a los de los demás no sirve de absolutamente de nada, porque es algo natural. Lástima que ahora sobrevaloremos tanto la perfección, cuando su obsesiva búsqueda tan sólo nos trae infelicidad...

martes, 13 de agosto de 2013

Tempus fugit

Una de las mayores preocupaciones de las personas, sobre todo adultas, es el paso del tiempo. El tiempo es aquella cuarta dimensión, que surgió cuando explotó todo y se formó el Universo. Con el tiempo todo se originó, la Tierra;  y con ella, luego nació la vida, y luego aparecimos nosotros, los seres humanos.

El tiempo es bueno. Gracias a él crecen las plantas y dan sus frutos, dejan su huella de vida en el mundo y mueren. Los seres vivos dejan su huella y permiten la supervivencia de la especie. El tiempo es bueno, porque marca el inicio y el fin y pone las cosas en su sitio. Hace evolucionar las especies y genera la Historia, la maestra de nuestras vidas. 

Pero la gente tiene miedo del tiempo. Ya se sabe, como dijo Jorge Manrique, nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir. No exactamente el ser humano tiene miedo al tiempo, sino al morir y al envejecer. Las mujeres enloquecen al ver que pierden la juventud y van en busca de productos y soluciones para evitarlo. Después, los adolescentes y los jóvenes glorifican su etapa por el miedo a que cuando envejezcan sean infelices, y lo hacen sacrificando su cuerpo, porque a la vez creen ser inmortales, junto a las botellas, junto a las sustancias que les hacen soñar.

Las personas pasan el tiempo, pierden el tiempo, ven el tiempo pasar, juegan con pasatiempos. Se compran relojes para llegar justo a tiempo al trabajo. Luchan para conseguir su mejor tiempo. Quieren terminar sus tareas en el menor tiempo posible.

Todo tiene un inicio y todo es finito, y nosotros somos finitos. Somos niños, crecemos, somos adultos y luego mayores. Hay niños que no crecen nunca y quedan encerrados en un cuerpo de un adulto, sin poder vivir felices con el exterior. Niños que son más adultos que sus padres, porque necesitan menos tiempo para crecer.

El tiempo es juez y es maestro, es una fuerza muy importante en nuestras vidas que armoniza el Universo, que las da y las devuelve a quien lo merece. El tiempo es muerte, pero a la vez es vida, música, justicia, verdad.


viernes, 9 de agosto de 2013

Un mundo feliz: ¿vivimos como ellos?

Supongo que ya conoceréis las dos grandes distopías escritas durante el siglo XX y sobre las cuales han aparecido varias especulaciones sobre su relación con la realidad que estamos viviendo. Sus títulos son Un mundo feliz (1932), de Aldous Huxley; y 1984, de George Orwell.

La primera trata sobre el desarrollo de la tecnología reproductiva, que conlleva a un cultivo de humanos y la total prohibición de procrear; y que son educados mediante la hipnopedia, llevando a un cambio radical en la sociedad. Podría tratarse de una utopía: una humanidad desenfadada, saludable, sin guerras ni pobreza y, por lo tanto, llegando a una felicidad general. Pero a cambio de erradicar la familia, la cultura, el arte, la filosofía, la literatura, la religión y el progreso científico. En resumen, sus habitantes viven en un clima perfecto a cambio de ceder su actividad racional y emocional, su libertad de pensamiento y expresión y, generalmente, sus derechos fundamentales. 

Para hacerlo de una forma más gráfica, incluyo estas imágenes que encontré en Cuánta Razón y que ayudan mucho a encontrar una analogía de lo que dicen en ambos libros a lo que ocurre en las civilizaciones humanas. 

ORWELL O HUXLEY - A fin de cuentas, ¿quién tiene la razón?


Personalmente, me he leído gran parte del libro de Aldous Huxley, y creo que sí, que hay mucha semejanza con la sociedad actual. Sobre todo me he centrado en uno de los personajes principales, Bernard Marx. Es un joven que ha salido más inteligente que las personas de su alrededor y se da cuenta de los métodos (mucho más sibilinos que en 1984 de Orwell) que usa el sistema para mantener la estabilidad social: la hipnopedia, un método de enseñanza mediante el sueño y que no implica ninguna cuestión sobre lo que se aprende; el disfraz de la felicidad mediante el "todos somos de todos", es decir, sobre el sexo excesivo entre los seres humanos y anulando cualquier compromiso de pareja; el uso del soma, una especie de droga que anula las malas emociones cuando estás triste o enfadado o bien te hace dormir durante días, y de la cual la gran mayoría de los personajes son dependientes... La cuestión principal es que Bernard Marx (por lo que he leído hasta ahora, aproximadamente la mitad del libro) es consciente de lo que pasa y no obedece y esquiva cualquier implicación con estos métodos, con lo cual es marginado del resto y objeto de burlas. 

A mí se me ocurre un ejemplo bastante gráfico. Pongamos que los ideales publicitarios son la hipnopedia, que el soma son las drogas más comunes entre los jóvenes (alcohol, tabaco e incluso cannabis) y que la primera nos dice que todos somos de todos, que podemos acceder a cualquier ser humano como un trozo de carne con fines sexuales. Si alguien no cumple esto ante un entorno que es así... ¿verdad que sería marginado? Tal situación me recuerda al mito de la caverna: el preso se libera, rompe con todas las verdades estereotipadas, sube al mundo de la verdad, baja otra vez para mostrárselo a sus compañeros, y estos lo asesinan porque no quieren cambiar sus malas costumbres. 

Esto me obliga a plantear unas cuantas preguntas: 

¿Estamos obligados a vivir así, y en caso que no lo queramos, condenados a la marginación?

¿Existe la originalidad o todo se debe a la producción en serie?

¿Hasta qué punto somos libres los humanos del primer mundo, cuya sociedad es como la que muestra Huxley?

¿Escoger nuestros propios valores y romper con los estereotipos, como decía Nietzsche con la teoría del superhombre, está mal? 

¿Estaríamos dispuestos a ceder nuestros derechos fundamentales y nuestra libertad de pensamiento y expresión, a un hedonismo creciente cargado de malas intenciones?





jueves, 8 de agosto de 2013

Contexto histórico

Muchas son las anécdotas que voy recogiendo día a día, a través de las cuales elaboro reflexiones. Forma parte de mi modus operandi: intento analizar las situaciones lo más pragmáticamente posible y extrapolar alguna lección o observación. Entonces, en mi cesta de momentos a destacar y entorno los cuales reflexiono he encontrado uno que he hecho reposar como el vino, por tal que, con la espera, pueda obtener un resultado más o menos bueno.

Todo empezó cuando tuve una invitada muy especial en mi casa. Antes que esta llegase, observé que misteriosamente habían dejado un libro encima del sofá que trataba sobre una larga lista de sucesos históricos a través de fotografías ordenadas cronológicamente y que marcaban puntos importantes de nuestra historia contemporánea: Armstrong pisando la Luna, los tremendos efectos del crack del 29 en Estados Unidos, Einstein sacando la lengua ante la cámara, la construcción del Empire State. Y yo, bien interesada, me incliné a observarlo, a leer sus descripciones y a pasar la página con un movimiento repetitivo y delicado de los dedos. Una vez lo dejé, repasado y bien repasado, encima de uno de los imponentes cojines del sofá, llegó la famosa invitada. Ella tuvo una expresión de gran interés, mediante unos ojos maravillados mientras miraba la portada, llena de fotos en blanco y negro, quedó cautivada por su belleza.  Y ella, girando las páginas con mucha velocidad, de forma desastrosa y con poca delicadeza, comenzaba a exclamar: "¡ay, qué chulo!, ¡Has visto chica, qué bonita esta foto, qué bonita la mujer que aparece en ella? ¡Siempre he creído que esta tal Audrey Hepburn es muy guapa!".

Al oír estos vocablos con énfasis y fascinación superficial me quedé helada como un iceberg. Medio indignada y sorprendida, intenté calmarme y pensar: "Es normal. Mirar todo el día la televisión, criticar todos los personajes que aparecen allí y sus vestimentas tiene sus efectos". Y entonces, tras dar vueltas momentáneas al asunto, llegué a la conclusión que ese ser en mi sala de estar no era más que una muestra del poder de los medios de comunicación en las clases populares, haciéndoles preocupar por cosas tan mundanas como el físico, mientras que lo que realmente importa son la transcendencia de los hechos. Son los presos de dentro de la caverna, adultos o niños. Mujeres sumergidas en programas de belleza y en series de mujeres amargadas y desesperadas.

Entonces le dije:

- Este libro no es solamente de fotografía. Es de historia contemporánea.

Se puso de morros y, desinteresada, lo cerró de un golpe y lo dejó en el mismo sitio donde lo había dejado, decepcionada.

Y es que a veces nos preocupamos por cosas tan irrelevantes...

miércoles, 31 de julio de 2013

Sé una serpiente y una serpiente te encontrarás

La piscina era la crême de la crême de la casa. La familia era formada por un matrimonio y se habían comprado el palacete en época de bonanza económica, esa en que la gente cree que es rica cuando no lo es.

El jefe de familia, por tal de ganar influencia social, quiso mostrar siempre un gran poder económico, siendo un simple empleado sin estudios. Así entonces y, dominado por la envidia y el rencor, quiso fijarse en un simple enemigo al cual tirarle todos los dardos. Su arte innato por hablar mal de la gente ante vecinos y ciudadanos del mismo pueblo le facilitaría el trabajo. Además, su mujer poseía aún más esa habilidad y los dos hicieron un pacto (así arreglaron la estabilidad de su matrimonio), en el cual se comprometían ambos en dar mala publicidad de la familia vecina por tal de potenciar su poder relativo y, por lo tanto, ser felices. 

Las críticas a la familia fueron masivas en un lapso de tiempo de unos siete años. Los niños de la familia eran pequeños pero crecieron, siendo conscientes de lo que hacían esos... seres. La chica, cuando volvía a casa acompañada de los amigos, notaba la mirada fija del señor y la señora, que se ocultaban tras la mosquitera del balcón. Al día siguiente, estos decían a unos señores del supermercado.

- La chica va con hombres. Debe ser prostituta porque en su casa son pobres y necesitan dinero. 

A lo que una abuelita cotilla respondió:

-¡Qué fuerte! Ya a esta edad, la niña es guarrilla...

A partir de ese momento la chica joven, con estudios y amiga de sus amigos fue señalada por muchas abuelitas y abuelitos que se sentaban, aburridos, en un parque a las cuatro de la tarde. 

La familia intentaba no romperse la cabeza con el problema, pero había veces que la situación era inaguantable y todos estaban irritables y con ganas de llorar. Menos uno de ellos. 

El tiempo iba pasando y la cosa seguía igual, incluso a veces era más grave. Llegaron a tal punto que tenían que hablar en inglés para que no entendiesen ni qué decían ni qué hacían.

Mientras tanto, la familia feliz seguía haciendo homenaje a su uso de la palabra e iban ganando adeptos, sobretodo porque invitaban a gente desconocida a su piscina, lo mejor que tenía la casa. Se potenciaron en las redes sociales y habían abierto un canal en directo sobre todo lo que hacían los vecinos, aumentando así la amargura de la familia y, relativamente, su propia felicidad y autorealización. 

- Hacemos un trabajo excelente - dijo el hombre, mientras besaba a su mujer en una de las hamacas del jardín.

La unión en esa hazaña había arreglado su matrimonio. Y brindaron por ello. 

La cosa no podía ir mejor. Pero es ley de Murphy que cuando las circunstancias son tan buenas, es que algo malo se avecina.

La mujer se quedó dormida en la hamaca cuando se despertó ante un ruido monstruoso. En su piscina había nacido una serpiente gigante de tres cabezas y el agua estaba teñida de rojo, con el cuerpo de su marido flotando en ella. 

La mujer llamó al teléfono de emergencias y la policía científica empezó a investigar todo lo sucedido, esencialmente la irrupción de ese monstruoso ser muy parecido al de Laoconte y sus hijos, una estatua griega helenística en que el hombre era cogido por una serpiente con sus hijos. 


Unos días después y aún con la investigación sin resultados, la mujer quiso preparar el funeral de su difunto marido. Consultó el dinero disponible y se horrorizó: las cuentas estaban totalmente vacías y tenía un montón de deudas pendientes, sobretodo por el consumo excesivo de agua de su piscina. En su correo, había una frase bíblica: busca y hallarás. 

Al cabo de unos meses, la hija de la familia vecina se marchaba a estudiar a Estados Unidos, acompañada de un buen botín. 


La noche fantástica

Unos amigos me dijeron que sería una noche fantástica, que habría arena, luces, palmeras y música, en un recinto cerrado. Era una velada que todo mundo aplaudía, incluso los vecinos más lejanos. Obligatoriamente, este evento debería de divertirnos, sentirnos sincronizados con la más gente y, sin duda, ser algo inolvidable. 

Sonaron las campanas de las doce y accedimos. No sabía a qué hora volvería, pero esperaba que esto pasase temprano. El ambiente era el prometido: palmeras, luces, arena esparcida en el suelo que se te colaba en las chanclas. Una auténtica transformación del local. La música sonaba por todo lo alto, cuyos vídeos se mostraban en una pantalla gigante. Las palmeras eran altas, bajas, de plástico pero muy parecidas a las reales. En un lado, un montón de tiendas de comida y bebidas en las cuales había largas colas. En el otro, carpas en las cuales había toallas y la gente se tumbaba en ellas. 

La música estaba alta, altísima; se podía escuchar seguramente por todas las partes del pueblo; me ensordecía. No me acababa de gustar. Cada canción era diferente pero más o menos era siempre la misma. Los mismos bajos, las mismas letras, las mismas temáticas, los mismos prototipos de figuras masculinas y femeninas que se mostraban en la pantalla, y que los visitantes intentaban imitar a más no poder con sus estéticas y sus extraños bailes. Todo parecía diferente y divertido, pero sin embargo era todo el rato lo mismo. Todos los puntos de luz, inconscientemente, rezumaban machismo, estereotipos irreales, publicidad, consumismo. 

Hubo un momento en el que me sentí completamente aislado entre multitudes de personas que se movían sin ningún fin, como títeres atraídos por las ondas de la música. Olor humano, contacto humano, pero hecho por personas que se guiaban como robots. El aire era asfixiante. Hacía calor y mis brazos quedaron humedecidos de un líquido desconocido por culpa de un vaso precipitado por accidente. No, no era el paraíso prometido anteriormente, para nada. Finalmente, como una hazaña, logré salir del recinto entre las infinitas masas de personas, dejando un tiempo perdido atrás.

Una vez en la calle, mientras caminaba pensaba en lo sucedido. Veía una humanidad engañada con el ocio, con la promesa de una falsa felicidad que, sinceramente, yo no comprendía y con la que no me sentía identificado. Pero, aún así, en la calle, la noche, las estrellas y la luna llena me sentía feliz. Feliz. 

domingo, 21 de julio de 2013

La niña llora.

La niña suelta un grito ahogado.
Nadie, nadie la escucha.
Pero ella no es muñeca de nadie,
y ella no lo sabe.

Dulce inocencia en que te has criado.
Desaparecerá cuando de tus ojos
te quites el venado.
Dulce inocencia que desaparecerá
cuando sepas con quién te has criado.

La madre le regalaba muñecas
con las que jugar las tristes tardes en soledad,
tardes en que vagaba
mientras que la niña su muñeca era.

Muñeca para sus sentimientos y sus ropas.
Vidas ideales que imaginó y que nunca tuvo,
y que la chica tendría sí o sí.

La niña llora porque no les gustan las ropas.
La mujer chilla, grita y escupe,
y la niña llora, llora.
El aire se lleva el llanto, pero su llanto aún es aire.

El padre lo ve pero no lo sabe.
La niña llora, llora.
No por capricho, sino porque siente.
La niña no será niña,
será bruja si así lo dicta el vientre.

La niña llora, llora.
Pero ya no lo será,
y gritará y cantará.
Y si canta y llora,
ya no será muñeca de nadie.


viernes, 19 de julio de 2013

Viajeros sin rumbo

Cuando se dan las circunstancias, a veces por el simple anhelo de querer salir a dar una vuelta o de andar, me adentro por las calles comerciales de Barcelona entre sus multitudes de gente, que aún son más cuando es temporada de rebajas. El olor a diferentes productos químicos (combustión de gasolina, el jabón del suelo de las calles) eclipsa la brisa marina que podría llegar desde el puerto. La poca naturaleza de la ciudad se rinde ante lo artificial, que a veces son sinónimos de progreso y de civilización.

Observo decenas de personas aglomeradas en escaleras mecánicas, que suben y bajan simultáneamente rumbo a la planta donde se encontrarán sus productos ideales, que les proporcionarán felicidad. Instantánea o simplemente momentánea. Los pasillos de las tiendas desprenden calor humano. Son personas sin destino concreto, pero que inconscientemente tienen uno mismo: comprar. Comprar es sinónimo de felicidad.

Los músicos de la calle y los grupos reivindicativos son ignorados o son compensados con alguna que otra moneda por parte de los más solidarios, mientras las personas en colectivo lo comentan en un tono despectivo en conversaciones privadas. Siempre cargadas de bolsas de la compra, arriba y abajo. Consumismo. Felicidad. Comprar. Pequeñas ovejas que salen a la vez de sus corrales para perseguir sus ideales publicitarios hacia un paraíso que no existe.

Mientras tanto, escucho un músico que con su teclado toca una canción. Nocturna número 2 de Chopin. Belleza para algunos, entretenimiento para una gran mayoría.


Sígueme en Twitter (@unamisantropa) y twittea este post si te ha gustado. 

jueves, 18 de julio de 2013

La vida es difícil. Y aceptar la realidad, aún más.

Querido amigo,

¿Cómo va la vida? Veo que ahora te estás convirtiendo en un adulto responsable, con buenas ideas y que quieres difundirlas por el mundo. Te estás haciendo mayor, definitivamente, y con mayores resultados que tus amigos. Sabes que el mundo es injusto y quieres cambiarlo. Es algo que muchos queremos hacer, sí. El camino es muy difícil: es largo, está lleno de piedras con las que tropezar, y aparecerán lobos que querrán comerte, Caperucita. Te encontrarás personas que no toleran verdades. Neuróticas. Inmersas en sus propios órdenes e inseguridades. Que buscan tener los oídos contentos. Aduladores. Personas que se tomarán cualquier cosa que no les guste como un ataque personal. Gente que prefiere una seguridad llena de prejuicios que una realidad.

Te harán la vida imposible por no afrontarse a la verdad, porque han sido educados en mentiras, han vivido en mentiras y viven en una mentira. Y el pánico al cambio los hace defender su orden a raja tabla. Así que protégete y camúflate entre ellos, si puedes, para conseguir algún efecto desde dentro. Princesas Disney, Supermans, series americanas, amistades idealizadas, romances idealizados. Estas son sus principales mentiras y su inseguridad proviene de ellas, porque son irreales. El peor error es no diferenciar la realidad de la ficción.

Así que, amigo, si quieres hacerlo bien, tápate y ocúltate. Y desde dentro, prepara una bomba de verdad, o petardos que harán explotar pequeñas mentiras con cuentagotas.

Un abrazo.

Sobre los peligros de la novela erótica

Como bien sabréis, ahora lo que está de moda en las ventas de libros es la novela erótica. Desde que apareció la trilogía de Cincuenta sombras de Grey, han surgido muchísimos libros similares que tratan la misma temática y, algunas veces, que tienen argumentos similares o personajes paralelos.

Pero al tanto, que esté de moda este género y aún más la aparición, como grandes estrellas, de prácticas como el sadomasoquismo o a la sumisión de la mujer, no quiere decir que esté bien. Han habido colectivos feministas que han denunciado este tipo de novelas y el trato al género femenino que se ofrece. Y, desde mi punto de vista, me parece muy paradójico que estos libros sean escritos por mujeres, y mayoritariamente escritos por mujeres.

Este tipo de libros ofrecen ideales amorosos, personajes arquetípicos y modelos de vida poco realistas y muchas veces inmorales; con lo cual una lectora con poca visión crítica (posiblemente así sean la gran mayoría de lectoras, porque se habrán guiado principalmente por la moda) puede inconscientemente adoptar esas costumbres, las cuales pueden haber estado expuestas en beneficio de alguien o de algo. Eso pasaba con las novelas de caballerías de los siglos XVI y XVII: modelos de vida idealizados, amores idealizados, personajes idealizados, parajes idealizados, castillos idealizados. Actualmente se sabe que estas novelas producen una disminución del trabajo intelectual similar a la de estar expuesto constantemente a los programas de telebasura.

La clave está en que las personas no sabemos leer y no sabemos seleccionar qué leer. A veces optamos por libros que no aportan nada y que simplemente entretienen, así entonces leer no sirve de nada. Basta con encender el televisor. Espero que algún día surja una novela como Don Quijote de la Mancha, que parodie todo este tipo de literatura basura y abra la mente al lector.

miércoles, 10 de julio de 2013

Sin castillos en el aire

Si yo no nací princesa
no me lo reproches ni una vez más
si yo no nací princesa
no debes quitarme la libertad.

No debes, que no, que no.
Si yo no he nacido princesa
yo no tengo culpa
yo no fui soñadora
que quiso de hija, una hermana.

Si yo no he nacido princesa
y tampoco quiero jugar en castillos,
ni jugar a ser reina,
ni llevar vestidos lujosos,
yo no tengo culpa.

Si yo no soy princesa
es porque yo lo deseo
y aunque me quites la libertad
no me quitarás ni el corazón,
ni la cabeza,
ni la voz.

Si yo no soy princesa
no es para despreciarte
es para que sepas
que yo soy yo, y que no me cambiarás.
Que no, que no.

Y ahora escribo estas letras
para cantar al mundo,
para explicar que no, que no,
que no me encerrarás en un castillo de lujo,
adulaciones, y fantasías.

Porque yo soy feliz en mi realidad.
Feliz. En la mía.
Sin castillos en el aire.


lunes, 8 de julio de 2013

Sobre el cerebro extremamente femenino y sus posibles intereses

Recientemente se ha descubierto que no es cierto que las mentes masculina y femenina sean exactamente iguales en el sentido de su funcionamiento, habilidades o capacidad de aprendizaje, y en la forma de actuar de cada uno de ellos. Según la neurociencia, ambas mentes son iguales pero su funcionamiento se distingue mediante los niveles de testosterona que las dominen, que son mucho mayores en hombres que en mujeres. El resultado es la existencia de un cerebro masculino, caracterizado por una mayor capacidad pragmática, de análisis y de niveles bajos de empatía; y un cerebro femenino, que tiene mayor habilidad en razonamiento abstracto, el uso del lenguaje y una mayor empatía y preocupación social.

Estas diferencias han llevado a conflictos entre hombres y mujeres que podrían haberse ahorrado concienciándose con el hecho que ambos sexos tenemos mentes diferentes y que cada uno de ellos merece una comprensión distinta para entenderse. Es evidente que en cada mente este estereotipo no se cumple con rigor, pero hay unos mínimos que se deben tener en cuenta para que los seres humanos nos entendamos.

Pero, ¿cuál es el problema ante la comprensión de estas diferencias? el primero sería la falsa creencia que ambos cerebros son completamente iguales, pero esto sólo se encuentra en la capacidad intelectual del cerebro y en un estado libre de hormonas. En segundo lugar, la posible instauración de un hombre perfecto para la mujer, excesivamente cariñoso y romántico, en los medios de comunicación de masas y en la producción cultural, así como en los cuentos infantiles. Y al revés, con la inclusión de un ideal femenino sexual falso y poco natural en la industria del sexo destinada a los hombres. El choque con la realidad causaría la frustración ambos sexos con el encuentro con alguien del sexo opuesto y causaría conflictos muy comunes hoy en día en parejas o en las relaciones sociales mismas, o bien en campos como la política o el mundo laboral (por ejemplo, el 90% de los ingenieros son hombres y el 90% de las enfermeras son mujeres).

Ante esta diferenciación cerebral, también surgen extremos de ambos tipos: el extremamente masculino, identificado con el autismo, y el femenino, caracterizado por una preocupación social excesiva, en la cual todo gira entorno de la autoimagen del sujeto, por un miedo irracional a lo que puedan creer los demás de la persona en cuestión. El ejemplo más ilustrativo serían los trastornos alimentarios, que predominan de forma aplastante en mujeres que no en hombres.

Francamente, la industria de la moda, de la cosmética y de la dietética propone a su público femenino remedios a sus problemas de belleza, que a veces pueden ser efectivos o no; o bien su publicidad excesiva o una mala gestión de la información de ésta puede llevar a que, las mujeres, tengan una mayor preocupación social ante lo que puedan decir los demás y/o, quizá, a instaurar nuevas costumbres que quizá muchas no cumplen y que las "marginen" en los círculos sociales. Por lo tanto, sus niveles de autoestima bajarán y, por consiguiente, son más propensas a desarrollar un cerebro extremamente femenino.

Así entonces, ¿a la industria de la moda le interesa que cada vez haya más mujeres con un cerebro extremamente femenino?

Webgrafía/enlaces de interés

http://www.eduardpunset.es/428/charlas-con/el-cerebro-tiene-sexo
http://www.terceracultura.net/tc/?p=5689#

Los niños, gran objetivo publicitario

Ayer mismo estaba paseando por Barcelona cuando, yendo con mi hermano pequeño (de unos diez años), encontramos uno de esos vendedores que aprovechan el éxito turístico de la ciudad condal para vender artículos de poca utilidad (popularmente conocidos como chorradas) a los turistas, normalmente ruidosos y con ideas poco serias sobre el modus vivendi de los barceloneses y, generalmente, de los españoles. Así es que aparece el vendedor espontáneamente, con una especie de aparato pequeño de goma que se mete en la boca y te hace tener voz de pito, como si de un pato de baño se tratase. Se dirige al niño que, sin ninguna duda y posiblemente convencido de la poca magnitud del asunto, coge el aparato de plástico que le ofrecía en la palma de la mano. Entonces el hombre, con las zarzas echadas en la presa y convencido de su estrategia, empezó a pedir insistentemente el euro que costaba el inútil aparato a los padres y a su hermana. El niño, incrédulo ante el elevado precio de ese simple trozo de plástico, se lo devolvió y se lo puso en su mano, convencido.

Los niños son un gran objetivo y un blanco fácil para la publicidad, porque son sensibles y manejables. Un gran ejemplo es la estrategia publicitaria que llevó a cabo el publicista de McDonald's Dick Brams, que decidió crear un menú infantil con un juguete que podría variar según la temporada, y que ha llevado a la compañía a ganar grandes cantidades de dinero a nivel internacional fruto de la insistencia y la pesadez de los niños a sus padres para conseguir ese menú solamente por el juguete.  

domingo, 30 de junio de 2013

Citas célebres que me podrían haber empujado al suicidio (pero que no lo han hecho)

"¿Así que la profesora te dice que te equivocas en las divisiones? Ya sabes, en mates eres bueno o eres malo. No se te dan bien las mates, no se te dan bien las mates, no se te dan bien las mates." (c.2001-2003)

"Te equivocas en no hacer en la comunión. Dios es quien te creó." (c.2001-2003)

"No se te dan bien las mates" (c.2004).

"¿Por qué llevar sujetador si no tienes tetas? Espero no verte con sujetador los próximos días. Sino, ya verás" (c.2005-2006)

"Eres una pringada. No tienes amigos, eres fea y nadie te quiere" (c.2005-2006)

"¿Seguro que lo que dicen tus padres en esta carta es verdad? Yo tampoco veo que te traten tan mal, es normal que en el colegio haya problemas" (c. 2005-2006)

"Con la cara que tienes, seguro que no vas a ningún lugar. En tu vida no vas a tener novio" (c. 2005-2006)

"Fea" (c.2005-2010)

"Asquerosa" (c. 2005-2010)

"Tú no cuentas" (2006)

"No intentes razonar con ella. Es tonta" (2006)

"No te invito a ir con mis amigos porque me das vergüenza ajena. Te mandarían a la mierda enseguida" (c. 2008)

"Tú seguro que no vas para modelo. Para serlo has de ser guapa y delgada. Tú eres gorda y fea" (2009-2010)

"Debes de sentirte muy desplazada en este grupo. Hablas y todos pasan de tí" (2010-2011)

"¿Tienes novio? No lo entiendo, con el asco que das" (2011)

"¡Qué asco! Se han besado" (2011)

"¿Cómo puedes salir con ella? Yo me hubiese quedado con la otra" (a mis espaldas, años 2011-2012)

"No vistes bien. No sé cómo puedes gustarle" (años 2011, 2012 y 2013 hasta ahora)

"Eres un problema en persona" (diciembre de 2011)

"Él desde que está contigo no sale de fiesta" (2012)

"A ver si le dejas salir de fiesta" (2012)

"Eres un calzonazos. Haces todo lo que te manda ella" (a mi pareja, verano de 2012)

"Escribes fatal en inglés" (verano de 2012)

"Lo de los problemas familiares es una mentira. Está en tu casa porque quiere vivir de tí, y además no te deja estar con tus amigos" (a mis espaldas, septiembre de 2012)

"Lamento decirte que tu novia no está invitada. No puedes traerla" (a mis espaldas, c. marzo de 2013)

"Los del bachillerato de humanidades tenéis complejo de inferioridad" (abril de 2013)

"Tienes una media de 8,14. Pues vaya, mi mejor amigo tiene matrícula de honor" (esta y otras frases que desprestigian tu trabajo en los últimos dos años, mayo de 2013)

"Yo la hubiese dejado ese mismo día. Se lo merece" (a mi pareja, de alguien que apenas me conoce, junio de 2013)

"Victimista" (junio de 2013)

Hasta aquí un montón de palabras que al largo de los años me han ido dirigidas y que en un momento u otro me han afectado. Pero la clave es no caer en ellas, hacer todo lo posible para que el autor se las coma, creer en nosotros mismos, vencer nuestros propios errores y, sobre todo, poder seguir adelante. 

viernes, 28 de junio de 2013

Poderoso caballero es Don Dinero

Querida profesora de Primaria,

Muchos de tus alumnos te recuerden como una de las mejores profesoras que hayan tenido, pero yo no. Yo siempre he sido diferente, y lo sabes, pero lo ignoraste durante años. Era diferente porque me costaba socializarme y comunicarme con los demás. Había una chica muy violenta en clase que, junto con otras que tú bien conocías, me hacían la vida imposible todos los días.

No me libro de culpa, simplemente era una niña de diez años, sin mucho criterio y poca fuerza de carácter: entonces no era suficiente madura para comprender que la vida es injusta y que lo es aún más cuando hay poderes económicos por medio. Pero ahora, después de años y de rehacer mi vida con mucho esfuerzo y algo de dolor lo he llegado a comprender todo. Sé porqué en aquél momento ignoraste todos mis problemas, sabiendo las graves secuelas que me podrían causar teniendo en cuenta mi expediente, en manos de niñas que posiblemente nunca habían tenido una buena vida.

Mis padres enviaron cartas y tú las tachaste de falsedades. Me mirabas incrédula y te me llevabas a las horas del patio con un posado escéptico, negando cualquier cosa de la que se quejasen. Un día hasta llamaste a la psicóloga, supongo porque querías quedar como una profesional. Pero ya no me importa. Ya lo entiendo todo: no dijiste nada ni te interpusiste. Eras amiga de la madre de una de mis agresoras, que justamente tiene un poder económico importante y te invitaba a cafés. 

Quizá no pasase una buena infancia, pero te aseguro que tal descubrimiento me ha dado ganas de luchar contra este tipo de injusticias y que me ha dado una madureza que quizá otros no tienen. Ah, y también recuerda que el tiempo pone cada uno en su sitio. 

Atentamente, 

Una ex-alumna que sabe cuánto poderoso caballero es Don Dinero.