Writing cure: Parecía que fuera ayer - Especial 5000 visitas y 100 artículos

martes, 3 de marzo de 2015

Parecía que fuera ayer - Especial 5000 visitas y 100 artículos

Parecía que fuera ayer.

Fue hace poco cuando, en mis quince años casi cumplidos, empecé a manejar en mis manos los primeros artículos de Pérez Reverte. Hacía relativamente poco que me había leído una saga de libros estrictamente comercial, llena de clichés y de amores adolescentes, pero el hábito de la lectura me empujó a leer aún más.

Y después llegó un libro que ha marcado mi juventud y que muy posiblemente marcará esta anticipada adultez: La soledad de los números primos, de Paolo Giordano. Después en mi estudio de las humanidades leí a Ana María Matute, sus Luciérnagas, a pesar de ser obligadas. Comprendí la mentalidad y el ostracismo del inteligente y el talentoso en una España sumida en la incultura, de la mano de Pío Baroja y su El árbol de la ciencia. El niño del pijama de rayas no fue por obligación, pero su final hizo que llorara como nunca había llorado por un libro o una película; y aprendí a llorar y en adentrarme como nunca en cualquier historia, en cualquier momento.

Parecía que fuera ayer cuando aprendí a leer sola con tres años, mientras cogía libros sobre la historia del arte y la arquitectura de Gaudí. Parecía que fuera ayer cuando con diez años pedí un telescopio en vez de una muñeca, pues me parecía extremadamente asombroso lo que podía haber en un más allá.

Parecía que fuera ayer cuando abandoné mi infancia y mi adolescencia, como animal que muda su piel, renovando sus células a medida que pasaba. Y parecía que fuera ayer cuando cogía el primer texto legal, y mis neuronas entraban en estrés en no entender nada de lo que ponía.

Parecía que fuera ayer cuando me creé mi primer blog, que borré tras algunas polémicas por lo que escribía y por estar muy disconforme, desde la voz de una chica que envejece cada día, con la filosofía quinceañera y sobre mis escritos de los amores de mi adolescencia. Y ahora estoy escribiendo en este, que ya alcanza el centenar de entradas, y que desde hace tiempo cumple 5000 visitas, un récord considerado vistas las gilipolleces que escribo. Todo empezó como un bloque de notas personal, sin interés alguno y en el que no esperaba ser leída. Pero la cosa iba a más, y me di cuenta de que quizá a alguien le gustaba lo que escribía. A pesar de no tener una tipología fija, concentraba mis desahogos en poemas, en la prosa poética, en cuentos que me costaron mucho esfuerzo de elaborar, en mis reflexiones, mis filosofías, algunos de tantísimos estudios sociológicos comprendidos en mi cabeza. Algunos de mis pasajes en el camino de hallarme a mí, al mundo, a los mismos, que describo con énfasis y con ganas, cuando me entra la inspiración o cuando, sencillamente, me apetece sublimarme en forma de palabras.

Y ahora, aquí estoy, con cien entradas publicadas y un público. Vosotros, mis lectores, que leéis a una aprendiz de la vida y de la escritura, muy mediocre aun y con un gran camino para recurrir, sois una motivación más para seguir escribiendo palabrejas sistematizadas en gramática. Me gustaría explicar cincuenta cosas sobre mí, pero prefiero mantener el misterio, que podáis descifrar las vivencias de quién escribe tras este teclado y la pantalla. Y cada día, a pesar de no poder escribir siempre por muchos quehaceres de ahora, estoy aquí, pensando en lo próximo que voy a redactar, a la espera de que vengan tiempos mejores.