Writing cure: agosto 2012

sábado, 25 de agosto de 2012

La televisión del infierno

Hoy me toca hablar de un fenómeno que me preocupa. Es evidente que la música está perdiendo su verdadero valor artístico. Músicos como Vivaldi o Beethoven, o algunos más cercanos como lo son Queen o Nirvana, están siendo eclipsados por la comercialidad de varios peleles de carácter televisivo; normalmente un chulo con el pelo rapado y gafas de sol en el caso masculino, o bien una chica un poco puta enseñando el 75% de sus partes delanteras.

Voy directa al grano. Hoy me siento delante de la tele, cojo el mando e intento buscar algo que sea mínimamente interesante. ¿Y con qué me encuentro? con la compañía que mayoritariamente se ha encargado de hundirla música como arte: MTV. Además que el 90% de su programación no tiene nada que ver con la música, esta compañía es responsable en gran parte del gran puterío que hay en este país, además que dar el ejemplo de lo que mola ser Ni-ni, quedarte embarazada a los 16 años o que te paguen para ir de fiesta, e hacerte famoso de tal manera que todo el mundo te conoce, simplemente por haber contado tus intimidades o bien tener un buen par de tetas.

Me hizo gracia porque me encontré una vez, en una apariencia claramente infantil e immadura, de una pobre choni americana, de un novio rapero que pasa de ella y que la deja preñada. ¿Entonces qué, aborta? ¡No! ella vive en el mundo de los Teletubbies, creyendo que él será el padre perfecto mientras se busca una casa a 300 kilómetros de ella. Él no le coge el teléfono, pero ella sigue con la idea que será el padre perfecto, que le ayudará con lo que sea. Además que ese programa tiene la total apariencia de montaje televisivo, sensacionalista y extremadamente influyente en mentes exprimidas, puede hacer reír (e incluso indignar, como es mi caso) a personas de un cociente intelectual normal, o a hundir en la miseria a chicas con al menos cinco piercings, que necesitan ser algo en la vida y no tienen nada mejor que acostarse con el tío más popular del instituto que, además de ser guaperas y tener tableta, es un auténtico gilipuertas repetidor de varios cursos.

Así entonces, la tasa de abandono escolar va en aumento, entre chonis embarazadas porque en la MTV se lo enseñan como lo más guay del mundo y gente que le gusta ser mantenida, y parasitaria y parásito a la vez. Porque imaginad una familia en paro, que ni llega a fin de mes, que soñaba con que su hija fuese a la universidad y un buen día entra por la puerta borracha, con la duda de cuál de los cinco tíos es el padre del bombo. ¿Y esto por qué? Por la puta MTV, Bershka y las grandes cadenas de discotecas, que fomentan el puterío y la desgracia de centenares de adolescentes y, a su vez, la de su familia.

lunes, 6 de agosto de 2012

Efecto dominó

En la tarjeta sanitaria salían el nombre, los apellidos y el número de la mujer. Al lado, el dinero destinado a comprar esas pastillas que, a su vez, eran el motivo de su locura. Yo, resignada, asentí, abrí la puerta, cogí las llaves y la cerré.

Esa imagen mental me llevaba a recuerdos que en aquél momento no quería recordar: aquella mujer cruel, sus gritos, los insultos que me dirigía al no salirme algo bien; las constantes críticas a todo lo que me confería.  Llegué, con el paso del tiempo, que tan sólo era un instrumento fallido de su apariencia que había salido defectuoso de fábrica y que, por lo tanto, debía de ir a la basura. En la cabeza se recopilaban todas aquellas malas experiencias, los traumas; y el odio me dominaba en cualquier momento. Más de una vez había pasado lo mismo, sí; y el pobre de mi novio tuvo que aguantar mis críticas hacia aquella desconocida y cruel persona, en la que se había convertido mi progenitora.

Y a partir de aquél momento llegué a la conclusión que era un monstruo social, alguien que por causas ajenas podía destruir a cualquier otro, y así que este se comporte como el anterior. Ella podría ser un sujeto iniciante de una interminable cadena de convencionalismos, de rabietas y de comportamientos infantiles antes de rozar la tercera edad.