Writing cure: Sobre el cerebro extremamente femenino y sus posibles intereses

lunes, 8 de julio de 2013

Sobre el cerebro extremamente femenino y sus posibles intereses

Recientemente se ha descubierto que no es cierto que las mentes masculina y femenina sean exactamente iguales en el sentido de su funcionamiento, habilidades o capacidad de aprendizaje, y en la forma de actuar de cada uno de ellos. Según la neurociencia, ambas mentes son iguales pero su funcionamiento se distingue mediante los niveles de testosterona que las dominen, que son mucho mayores en hombres que en mujeres. El resultado es la existencia de un cerebro masculino, caracterizado por una mayor capacidad pragmática, de análisis y de niveles bajos de empatía; y un cerebro femenino, que tiene mayor habilidad en razonamiento abstracto, el uso del lenguaje y una mayor empatía y preocupación social.

Estas diferencias han llevado a conflictos entre hombres y mujeres que podrían haberse ahorrado concienciándose con el hecho que ambos sexos tenemos mentes diferentes y que cada uno de ellos merece una comprensión distinta para entenderse. Es evidente que en cada mente este estereotipo no se cumple con rigor, pero hay unos mínimos que se deben tener en cuenta para que los seres humanos nos entendamos.

Pero, ¿cuál es el problema ante la comprensión de estas diferencias? el primero sería la falsa creencia que ambos cerebros son completamente iguales, pero esto sólo se encuentra en la capacidad intelectual del cerebro y en un estado libre de hormonas. En segundo lugar, la posible instauración de un hombre perfecto para la mujer, excesivamente cariñoso y romántico, en los medios de comunicación de masas y en la producción cultural, así como en los cuentos infantiles. Y al revés, con la inclusión de un ideal femenino sexual falso y poco natural en la industria del sexo destinada a los hombres. El choque con la realidad causaría la frustración ambos sexos con el encuentro con alguien del sexo opuesto y causaría conflictos muy comunes hoy en día en parejas o en las relaciones sociales mismas, o bien en campos como la política o el mundo laboral (por ejemplo, el 90% de los ingenieros son hombres y el 90% de las enfermeras son mujeres).

Ante esta diferenciación cerebral, también surgen extremos de ambos tipos: el extremamente masculino, identificado con el autismo, y el femenino, caracterizado por una preocupación social excesiva, en la cual todo gira entorno de la autoimagen del sujeto, por un miedo irracional a lo que puedan creer los demás de la persona en cuestión. El ejemplo más ilustrativo serían los trastornos alimentarios, que predominan de forma aplastante en mujeres que no en hombres.

Francamente, la industria de la moda, de la cosmética y de la dietética propone a su público femenino remedios a sus problemas de belleza, que a veces pueden ser efectivos o no; o bien su publicidad excesiva o una mala gestión de la información de ésta puede llevar a que, las mujeres, tengan una mayor preocupación social ante lo que puedan decir los demás y/o, quizá, a instaurar nuevas costumbres que quizá muchas no cumplen y que las "marginen" en los círculos sociales. Por lo tanto, sus niveles de autoestima bajarán y, por consiguiente, son más propensas a desarrollar un cerebro extremamente femenino.

Así entonces, ¿a la industria de la moda le interesa que cada vez haya más mujeres con un cerebro extremamente femenino?

Webgrafía/enlaces de interés

http://www.eduardpunset.es/428/charlas-con/el-cerebro-tiene-sexo
http://www.terceracultura.net/tc/?p=5689#